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Implantes dentales: Importancia del mantenimiento en la prevención de las enfermedades periimplantarias.

Dr. Juan Manuel Aragoneses Lamas

Dr. Juan Manuel Aragoneses Lamas

jue. 3 abril 2014

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En la actualidad, el tratamiento con implantes forma parte de la terapia dental convencional, por lo que los consultorios dentales deben implementar protocolos de mantenimiento de los tejidos periimplantarios individualizados, sistemáticos y continuos.

Este artículo revisa los factores de riesgo que afectan al proceso inflamatorio y destructivo de los tejidos periimplantarios, los parámetros diagnósticos utilizados para definir periimplantitis, y sugiere pautas para el cuidado de mantenimiento de los implantes dentales.

Palabras clave
Implante dental, periimplantitis, mucositis, mantenimiento periodontal

ABSTRACT
Therapy with dental implants is nowadays a common treatment in dental clinics. An individualized, organized and continuous periodontal supportive care treatment is mandatory. In this paper, risk factors, diagnostic parameters and treatment options related to dental implants diseases are exposed.

INTRODUCCIÓN
La introducción de los implantes dentales ha supuesto un gran avance en el terreno rehabilitador de la odontoestomatología, suponiendo una alternativa válida y efectiva a largo plazo en el tratamiento del edentulismo parcial o total(1,2).  El resultado duradero del tratamiento con implantes dentales depende de la persistencia de salud en los tejidos blandos y duros periimplantarios y de la distribución apropiada de las fuerzas sobre los implantes. Esto se consigue mediante un grado alto de cumplimiento del paciente en el control de placa bacteriana, un diseño protésico adecuado y un régimen de mantenimiento con seguimiento a través el tiempo(3,4,5).  El objetivo de este articulo es revisar los factores de riesgo que afectan al proceso inflamatorio y destructivo de los tejidos periimplantarios, los parámetros diagnósticos utilizados para definir periimplantitis, así como los posibles planes de tratamiento y mantenimiento de los implantes osteointegrados.

La prevención de la patología periimplantaria se realiza a dos niveles, por una parte controlar o eliminar los factores de riesgo de aparición y por otra la monitorización para el diagnóstico precoz de cualquier patología periimplantaria (4,6).

FACTORES DE RIESGO QUE AFECTAN A LOS TEJIDOS PERIIMPLANTARIOS
Los principales factores predictivos del fracaso de los implantes se presentan en la Tabla 1.(7,8).

El tabaco está asociado a mayor riesgo de complicaciones en la cicatrización de heridas, a niveles significativamente mayores de pérdida ósea marginal alrededor del implante(9), y a un mayor porcentaje de fracaso de estos debido a la menor producción de colágeno, a la circulación reducida de sangre periférica y al deterioro de la función de los leucocitos polimorfonucleares y macrófagos.(10) La placa bacteriana supone el factor etiológico principal de la periimplantitis, respondiendo inicialmente de igual forma ante el depósito inicial, tanto los tejidos blandos periimplantarios como los periodontales, sin embargo, la extensión apical del daño es más pronunciado en la mucosa periimplantaria.(11) La microbiota existente en el entorno periodontal y periimplantario es similar, por lo que se deben corregir todos los problemas periodontales antes de la colocación de los mismos.(7) Se ha demostrado que los implantes con superficie rugosa favorecen la adhesión bacteriana y acumulan mayor cantidades de placa bacteriana que los implantes de superficie lisa, lo que dificulta su higienización y mantenimiento.(12) Cuando se establece la funcionalización de un implante, la formación consecuente de una anchura biológica adecuada provoca una discreta reabsorción ósea periimplantaria en forma de cuña sin ningún tipo de significado patológico. Por otro lado, si ése implante recibe una carga biomecánica excesiva (fuerzas no axiales o fuerzas horizontales causadas por contactos prematuros, cúspides pronunciadas o hábitos parafuncionales como el bruxismo) se va a provocar una reabsorción ósea mayor.(13) No hay consenso en la literatura acerca de la influencia de la presencia o ausencia de tejido queratinizado en la salud a largo plazo de los implantes. Algunos estudios han revelado una asociación entre la falta de tejido queratinizado y la pérdida ósea leve, una mayor acumulación de placa, el aumento de recesión de los tejidos blandos, aumento del sangrado al sondaje y mayor inflamación gingival (Figura 1). Sin embargo, sigue existiendo controversia en torno al tema, ya que otros estudios no demuestran ninguna influencia, por lo que en ausencia del tejido queratinizado, se evaluará cada caso individualmente.(12,14). En todas aquellas patologías que puedan presentar condicionantes en la cicatrización de tejidos blandos y duros o en la osteointegración, como es el caso de los pacientes osteoporóticos o diabéticos, se debe realizar una planificación de tratamiento apropiada, plantearse la modificación de la geometría del implante, el uso de un implante de mayor diámetro con tratamiento de superficie y avisar previamente al paciente de las complicaciones que puedan acontecer a lo largo del período de osteointegración en relación a su patología de base.(15,16).

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MANTENIMIENTO PERIODONTAL
Como se ha comentado anteriormente, la realización del mantenimiento periodontal en un paciente con implantes dentales se hace fundamental para prevenir la aparición de problemas alrededor de los mismos.

En una cita de mantenimiento periodontal, lo primero a realizar es la exploración, que incluye la actualización de la historia clínica y dental del paciente. La inspección y palpación de los tejidos blandos periimplantarios permitirá detectar la presencia de inflamación gingival según el enrojecimiento, hinchazón, alteraciones del contorno y consistencia, la presencia de una forma aberrante gingival o la existencia de fístulas. (12) A continuación se lleva a cabo un estudio clínico de re-evaluación del paciente en mantenimiento de implantes en el que se deberá valorar los parámetros indicados en la Tabla 2.

Se recomienda utilizar algún sistema objetivo de control de placa y registrarlo en cada visita de mantenimiento, como el índice de placa específico para implantes descrito por Mombelli y cols.(17,18) (Tabla 3).

Seguidamente, se procede medir la profundidad de sondaje siendo este un parámetro importante para el diagnóstico y seguimiento de los implantes. La primera medición después de la colocación de la prótesis se tomará como valor de referencia. La cicatrización de la inserción epitelial se completa a los 5 días después del sondaje clínico. Muchos autores han recomendado el uso de una sonda periodontal de plástico (Figura 2), mientras que estudios recientes han sugerido utilizar las sondas convencionales de metal periodontales, ya que no parece causar ningún daño ni a los tejidos periimplantarios ni al implante. (12) Durante la primera sesión después de la colocación de la prótesis, es importante establecer el valor de referencia para la profundidad de sondaje clínico, ya que la profundidad de sondaje considerada como normal puede variar en función de la profundidad a la que se coloca el implante, presentando los colocados ligeramente infraóseos una mayor profundidad de sondaje. Un aumento tanto en la profundidad clínica   de sondaje como en el sangrado al sondaje, con el tiempo, se asocian generalmente con pérdida de inserción y pérdida de hueso por lo que deben ser considerados como signos de enfermedad periimplantaria (7,19,20).

La supuración se ha asociado con la presencia de periimplantitis, sin embargo, no se ha determinado la sensibilidad y especificidad de la misma como un marcador para la periimplantitis inicial o su progresión.(12) La movilidad debe ser evaluada de forma rutinaria. Si bien su ausencia no asegura la salud del implante, su presencia sí indica el fracaso del mismo teniendo que ser retirado. Si sólo un implante de una prótesis múltiple ferulizada tiene movilidad, ésta puede estar enmascarada, por lo que se ha sugerido que las prótesis sobre implantes fijas, removibles y múltiples sean desmontadas cada 6 meses o al año para evaluar la movilidad, la salud gingival y el estado de la higiene (Figuras 3 y 4).(4,18).

En los estudios clínicos, se ha observado una asociación entre la existencia de oclusión traumática y la pérdida de hueso marginal alrededor de los implantes orales o una pérdida completa de la osteointegración, y aunque no ha sido demostrada una relación causal es importante llevar a cabo un examen oclusal durante la consulta de mantenimiento de implantes. Los factores de sobrecarga que pueden influir negativamente en la longevidad de los implantes son los voladizos grandes, las parafunciones, los diseños oclusales inadecuados y los contactos prematuros. (4, 13).

Se deben realizar radiografías para valorar el nivel óseo solo si los signos clínicos sugieren la presencia de la periimplantitis, para confirmar el diagnóstico, y no como parte del protocolo de las visitas de mantenimiento. Se debería tratar de estandarizar la técnica radiográfica para que la interfaz entre el implante y el hueso esté bien definida usando, por ejemplo, un registro de mordida en silicona. En las radiografías deberá verificarse el asentamiento completo del pilar y/o restauración (Figura 5 y 6), la ausencia de salientes de la restauración, la eliminación de todos los cementos, los niveles de hueso inmediatamente después de la colocación del implante, y comparar estos valores en las reevaluaciones. Para la evaluación de los niveles óseos marginales se deben tener en cuenta el sistema de implante en particular, y así evitar un diagnóstico erróneo de la periimplantitis en los casos de remodelación normal. (3,4,19,20,21).

Tras la realización de la fase de re-evaluación periodontal durante el mantenimiento, se procederá a establecer un diagnóstico en cuanto a la posible existencia de enfermedades infecciosas periimplantarias. En este sentido, la mucositis se define como una lesión inflamatoria localizada dentro del tejido blando que rodea al implante, reversible, y sin pérdida progresiva de hueso, aparte de la reabsorción ósea original tras la conexión del pilar. La mucositis puede ser identificada clínicamente por enrojecimiento y sangrado al sondaje suave (presión <0,15 N).(3,22) La mucositis puede convertirse en periimplantitis afectando al hueso periimplantario de soporte circunferencialmente. La periimplantitis se caracteriza por una lesión inflamatoria localizada que incorpora la pérdida de hueso alrededor de un implante sometido a carga. En los casos de periimplantitis, los parámetros más sensibles y más fiables para diagnosticarla son el sangrado al sondaje, la profundidad de sondaje y pérdida de soporte óseo marginal más allá de la pérdida de hueso original (diagnosticado mediante la interpretación radiográfica) (18,22).

El protocolo de trabajo debe tener como objetivo mantener los tejidos periimplantarios sanos y la rehabilitación implantosoportada estética y funcional. Esto se consiguen haciendo comprender al paciente su papel y su responsabilidad en el mantenimiento de sus implantes mediante un adecuado control de la placa bacteriana, y mediante la constante motivación para que asista a sus visitas de mantenimiento (3).  El odontólogo y la higienista dental deben hacer partícipe al paciente implicándole en sus cuidados, en la toma de decisiones y desarrollando un programa de mantenimiento ajustado a un protocolo de trabajo general, pero a su vez individualizado (24).

La evidencia sugiere que el control de placa es tan importante para el mantenimiento de implantes dentales como lo es para los dientes naturales, por lo que las infecciones orales como la enfermedad periodontal existente tienen que ser controladas. Así, hay estudios que indican que cuando coexisten dientes naturales e implantes dentales en un mismo paciente, aumenta el riesgo de infección de los implantes en comparación con un paciente edéntulo total, al actuar los dientes naturales y tejidos blandos anejos como reservorio de patógenos periodontales que pueden infectar los implantes. En general, las técnicas que se enseñan al paciente para la limpieza de los implantes orales no difieren de las recomendadas para la dentición natural (Figura 7) aunque se debe prestar especial atención a la limpieza interproximal (23,24).

Los dispositivos de atención domiciliaria que se han demostrado seguros para usar alrededor de la superficie del implante incluyen cepillos de dientes blandos manuales (Implant brush, Vitis) (Figura 7) y eléctricos, cepillos con cabezal estrecho que facilita la limpieza del surco gingival periimplantario (Implant sulcular, Vitis) (Figura 8), cepillos monopenacho para limpiar espacios reducidos (Implant monotip, Vitis) (Figura 9), cepillos con el cuello del mango angulado para una mayor accesibilidad a las cara linguales o palatinas (Implant angular, Vitis) (Figura 10 y 11), cepillos interdentales cónicos con núcleo de alambre recubierto de nylon (Interprox®, Vitis) (Figura 12 y 13), irrigadores bucales para la aplicación directa de un chorro pulsátil de agua o colutorio con una boquilla especial para la eliminación del biofilm oral depositado por debajo de prótesis fijas alrededor de implantes (Waterpir®, Vitis) (25,26) (Figura 14 y 15) y distintos tipos de seda y cinta dental (Sedas y cintas dentales Vitis®) que en presencia de puentes o rehabilitaciones completas se hace necesaria la ayuda de un enhebrador dental (VITIS® enhebrador dental) con punta semirrígida permitiendo que accedan fácilmente a los espacios entre la prótesis y la encía (Figura 16).

Los cepillos interproximales se adaptan a los diferentes espacios de los implantes pero el odontólogo o el higienista debe recomendar al paciente el cepillo más adecuado en función del tamaño (diámetro), la forma del mango y el tipo de cabezal (cilíndrico o cónico). Los cepillos más gruesos permiten acceder a los implantes que sujetan las prótesis sin doblarse . Los más finos son útiles para implantes intercalados con dientes naturales (25,26).

Los colutorios llegan a aquellas zonas de difícil acceso pero deben utilizarse siempre como coadyuvantes en la higiene diaria y después de la eliminación mecánica de la placa. Los antimicrobianos producen una alteración mínima de las superficies implantarias, por lo que son un medio efectivo de mantenimiento de los tejidos blandos alrededor del implante, usándolos en forma de colutorio que contenga agentes fenólicos, alcaloides derivados de plantas o una formulación a base de gluconato de clorhexidina. El gluconato de clorhexidina ha sido aprobado por la American Dental Association al demostrar su sustantividad o unión a los tejidos de la cavidad bucal y casi un 100% de destrucción de las bacterias orales a la concentración del 0,12 % incluso 5 horas después de un enjuague de 30 segundos. La clorhexidina puede tener el efecto secundario de tinción en algunos individuos, por lo que se aconseja no utilizarla durante más de 15 días ó utilizar una torunda de algodón empapada en el antiséptico y aplicársela directamente de forma localizada o en forma de gel. (25,26).

El mantenimiento profesional de los implantes debe incluir la eliminación de los depósitos blandos y duros, si bien, no se deben usar puntas de ultrasonidos metálicas, curetas de acero, ni aparatos de bicarbonato, ya que dañan la superficie metálica de los implantes. Estudios recientes han demostrado que las puntas metálicas ultrasónicas cubiertas de plástico y de aleación de cobre tienen efectos mínimos sobre la superficie de titanio de los implantes, siendo las más seguras las puntas de ultrasonidos de teflón usadas a baja potencia. Los procedimientos de raspado y alisado radicular implican el uso de curetas plásticas (Figuras17 y 18). Algunos instrumentos de plástico son muy flexibles y pueden ser difíciles de utilizar para la eliminación del scálculo de las superficies del implante. Los instrumentos de plástico reforzado con grafito son más rígidos y pueden ser afilados. Los instrumentos de acero inoxidable tradicional, titanio y oro con punta podrían rayar la superficie del implante, lo que facilita la formación de biopelículas. Hasta la fecha, ningún estudio ha vinculado el rayado de las superficies de los implantes con un aumento de la incidencia de mucositis o periimplantitis.(4,28,29).

Dependiendo de la clínica y del diagnóstico realizado en la visita de mantenimiento, debe llevarse a cabo un protocolo de medidas terapéuticas que eviten el desarrollo de lesiones periimplantarias. Para ello se ha propuesto un sistema de mantenimiento de los implantes y tratamiento de la periimplantitis, denominado Terapia acumulativa Interceptiva de Apoyo (CIST). Este sistema es de naturaleza acumulativa e incluye cuatro pasos que no deben ser utilizados de forma sistemática, sino como un protocolo orientativo y ajustable a la gravedad y extensión de las lesiones. El diagnóstico, por tanto, representa un factor clave de este programa de atención de mantenimiento.(30,31,32).

Los parámetros clínicos clave que deben evaluarse alrededor de cada implante son (véase la Tabla 4):
1. Presencia o ausencia de placa dental.
2. Presencia o ausencia de sangrado al sondaje suave (BOP).
3. Presencia o ausencia de supuración.
4. Profundidad de sondaje periimplantaria.
5. Evidencia de pérdida ósea radiográfica.

Un implante en óptimo estado debe presentar resultados negativos para todos estos parámetros. En este caso el paciente no necesitaría terapia y debe ser re-evaluado por lo menos una vez al año.(30,31)

Respecto a la determinación de los intervalos de mantenimiento, un paciente con implantes dentales debe estar incorporado a un programa de mantenimiento que incluya, en el primer año tras la colocación de la prótesis, visitas periódicas de control por lo menos cada 3 meses, en donde se evaluarán por medio de un detallado examen clínico si los sitios implantados en función están sanos o muestran signos de patología, complementado con el examen radiográfico pertinente. Se pasará en el desdentado total a un mantenimiento semestral cuando la higiene sea buena y no haya complicaciones. En pacientes parcialmente desdentados será fundamental controlar las recidivas de la enfermedad periodontal y para ello se recomienda mantener la periodicidad trimestral, si bien, todo se ajustará a un protocolo individual.
Después del primer año, las citas se establecerán de acuerdo a las necesidades del paciente. Si no hay patología presente, se debe hacer un examen radiográfico cada 12 a 18 meses, y las prótesis y los aditamentos protésicos deben desmontarse y limpiarse en el intervalo entre 6 a 12 meses (Figuras 3 y 4)(4,6).

CONCLUSIÓN
Después de éxito de la terapia periodontal e implantológica, al paciente le debe ser ofrecido un programa de mantenimiento individualizado que facilite la prevención y el tratamiento precoz de complicaciones posteriores, basado en la educación de las técnicas de higiene dental y la motivación, en donde se evaluará tanto los implantes, los tejidos orales anejos, como la higiene oral.

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Este articulo fue publicado en Dental Tribune Nº6 - 2013

One thought on “Implantes dentales: Importancia del mantenimiento en la prevención de las enfermedades periimplantarias.

  1. Oscar Olivella says:

    Tengo 83 años, me acaban de extraer las piezas 17 y 18, será necesario hacerme un implante en la 17?
    Saludos

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